EL PRINCIPIO DE AUTONOMÍA Y
LA SALUD DEL ÚLTIMO
HOMBRE
RESUMEN
Consentimiento
libre e informado
El modelo
de autonomía oficializándose con el Informe Belmont, en 1978,
donde especifica cuatro principios éticos básicos que deberían guiar la
práctica médica y la investigación con seres humanos en las ciencias del
comportamiento y en biomedicina. A partir de él, los principios de
beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía serán también los de toda
la bioética.
El Principio de Autonomía: Es
la capacidad de las personas de deliberar sobre sus finalidades personales y de
actuar bajo la dirección de las decisiones que pueda tomar. Expresando la
voluntaria aceptación por parte del paciente de las actuaciones médicas
necesarias para establecer el diagnóstico, para el tratamiento de la enfermedad
o dolencia o para su participación en ensayos clínicos. La aceptación presupone
que el paciente ha recibido una adecuada información sobre la intervención para
la que se le propone consentir. El reconocimiento de la autonomía en bioética
tiene importantes implicaciones.
La brújula de Kant y el ámbito de la
bioética
La
biomedicina y la biotecnología nos proponen transformar nuestro cuerpo, aceptar
o rechazar terapias y decidir dónde empiezan y terminan la vida y la muerte. ¿Cómo
encaja en todo este contexto el planteamiento kantiano de la autonomía?
Dice
Kant “no hace falta ciencia ni filosofía para saber qué se tiene que hacer para
ser honrado y bueno, e incluso sabio y virtuoso”. Pero para emitir un
juicio moral no sólo es necesario observar, sino hacerlo moralmente, y esto
depende también de la movilización de los afectos y, por supuesto, de la
información contrastada que tenemos sobre las cuestiones sobre las que estemos
deliberando. El proceso mismo de universalización ha de sostenerse sobre un
conjunto de convenciones asumidas que favorecen un tipo de vida, una base sobre
la que estamos ya de acuerdo o queremos hacer realidad. Esto es lo que nos
orienta también respecto a los valores que queremos universalizar. En el caso
de Kant, ese conjunto de valores está definido de una vez para siempre y es
igual para todos. Pero cuando las decisiones afectan a todos, la generalización
del individuo aislado carece de la legitimidad suficiente, no puede sustituir
al debate público y multidisciplinar
En
el tema de la salud de cada individuo definitivamente cuentan su escala de
valores y el estilo de vida que considera deseable. El sentido kantiano de la
autonomía no sería útil para decidir, para debatir sobre la calidad de vida de
los enfermos, o para decidir sobre la eutanasia, en donde efectivamente está en
juego la libertad del individuo, pero también la solidaridad de los demás, la
compasión, la empatía ante el sufrimiento. En las cuestiones de las que se
ocupa la bioética no sólo se debaten deberes.
El
agente kantiano es ajeno al paciente real, a la mujer y el hombre empíricos. El
sujeto moral que insistentemente se toma como referencia en las reflexiones
sobre ética se corresponde a un varonil sujeto continuo y constantemente
racional, sin discapacidades, con buena salud y libre de alteraciones. La
corporalidad, la vulnerabilidad, la dependencia humana quedan en un segundo
plano.
El
concepto de autonomía en bioética no es, pues, unívoco. Implica capacidad de
autodeterminación, pero también autoexpresión. No se reduce al concepto
kantiano, y no comparte todos sus supuestos.
LA JUSTIFICACIÓN MÉDICA DE LA EXISTENCIA
Según
este paradigma, el individuo se convierte en el centro. Hemos perdido de
vista que la invocación de un principio no asegura que las decisiones sean
resultado de un razonamiento responsable, distinto a la mera elección.
Por otra parte, incluso en la esfera de la propia salud la libertad queda
restringida, y no sólo por la ponderación con el resto de los principios. Los
estándares de calidad que desde hace tiempo se están imponiendo, también en las
instituciones sanitarias, definen la relación de los individuos desde la
perspectiva empresarial. El efecto sobre el principio de autonomía es
determinante, pues queda reducido a la firma de un formulario que nada tiene
que ver con la comunicación real y con la implicación personal. Este formulario
simplemente da acceso al paciente a una intervención y protege al médico ante
posibles reclamaciones.
Pero
el principal obstáculo para el ejercicio de la autonomía, creo que es el
concepto mismo de salud. Nietzsche se refería a la religión y a la
metafísica como a las responsables de haber interpretado la vida como
enfermedad. La crítica del filósofo a los ideales que han educado
occidente desenmascara la responsabilidad como culpa y recupera la
autonomía como responsabilidad ante uno mismo y como cuidado de sí.
El hombre es responsable de cargar consigo mismo y crearse su propia
salud, es decir, conquistar su libertad y definir su ideal de vida. La salud en
Nietzsche es un concepto psicofísico. Insiste en que su búsqueda es una tarea
intransferible, una cuestión de "gusto" y de "estilo". Pero el
hombre, dice Nietzsche, se ha vuelto incapaz de administrarse la salud con sus
propios medios. La salud como narcosis, comodidad e inactividad, la salud
de la experiencia indolora y divertida hacen las delicias del último hombre.
Jörg
Blech en Los inventores de enfermedades aborda precisamente el concepto de
salud en occidente. El texto cuestiona tanto la debilidad que Nietzsche
reprocha al último hombre, como la imagen típica del consumidor que exige cada
vez más prestaciones y despilfarra alegremente los recursos sanitarios.
El
texto de Blech nos lleva a la conclusión de que, en realidad, el principio
de autonomía no sólo no tiene nada que ver con el concepto kantiano, sino
que además es un simulacro de libertad ante una tendencia imparable en
occidente: la medicalización de toda la población, no sólo de la población
adulta. De esta tendencia es responsable el entramado, cada vez más complejo,
entre la industria farmacéutica y un buen número de facultativos, equipos de
investigación y medios de comunicación.
La
medicalización de la vida distorsiona los fines de la medicina, fomenta el
desánimo de muchos médicos respecto al sentido de su profesión, dispara los
gastos sanitarios y siembra serias dudas sobre la independencia de las
políticas sanitarias.
Pero
el problema es aún más grave porque los procesos normales de la vida y los
riesgos que comporta vivir se interpretan como problemas médicos. La normalidad
depende de la ingesta de medicamentos, el acceso a continuos tratamientos y la
reconstrucción interminable del cuerpo. La industria farmacéutica diseña para
cada problema de la vida una solución médica, y para cada nuevo producto que le
interesa comercializar inventa literalmente una enfermedad. Síntomas que se dan
raramente se presentan como plagas; otros menores o poco relevantes se anuncian
como precursores de grandes dolores.
Estamos
ante un nuevo paternalismo en medicina, pero mucho más peligroso que el
anterior. Hoy es cada vez más difícil identificar la propia salud, que se
convierte en una aspiración que, por definición, ya nadie puede alcanzar. De
nuevo la experiencia humana es globalmente considerada, como denunciaba
Nietzsche a propósito de las justificaciones religiosas y metafísicas, como una
enfermedad.
GLOSARIO
AUTONOMÍA: Facultad
o poder de una entidad territorial integrada en otra superior para gobernarse
de acuerdo con sus propias leyes y organismos
ARTICULACIÓN: Unión
entre dos piezas rígidas que permite cierto movimiento entre ellas: la
articulación de la dirección del coche está estropeada.
BIOETICA:
Estudio de los aspectos éticos de las ciencias de la vida (medicina y
biología, principalmente), así como de las relaciones del ser humano con los
restantes seres vivos.
Beneficencia:
“Hacer el bien”, la
obligación moral de actuar en beneficio de los demás. Curar el daño y promover
el bien o el bienestar. Es un principio de ámbito privado y su no-cumplimiento
no está penado legalmente.
DIAGNOSTICO: Determinación
o identificación de una enfermedad mediante el examen de los síntomas que
presenta
APRECIACIÓN CRÍTICA:
Esta lectura me pareció muy interesante ya que en el
principio de autonomía cobra un papel adicional en la época de la
globalización, durante las dos últimas décadas la prestación de
servicios de salud se constituyó para las economías del mundo como un bien de
consumo más en algunas naciones industrializadas, comparable a la informática,
la industria, por otro lado; El principio de autonomía se ve afectado porque no
puede asegurar que las decisiones sean un resultado de un razonamiento
responsable, en el campo de la medicina muchas veces se ven desde un
punto de vista empresarial.
Respecto a la brújula de Kant y el ámbito de la
bioética, trata sobre cómo cada persona es responsable de su salud, y en
especial cumplir con las condiciones necesarias para establecer un estilo de
vida saludable.